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El narcotráfico crece desde los 60, se abre al PCC y se sienta en el Congreso

Las fases del crimen organizado abarcan desde sus inicios con los cultivos de marihuana en Amambay, el sicariato y hasta la ocupación de bancas en el Congreso por los mismos narcos.

El crimen organizado fue pasando por diferentes etapas en Paraguay con gran crecimiento y un avance que actualmente puede definirse como mafia, un peldaño más adelante de la narcopolítica.

Los últimos hechos, como la muerte del diputado Lalo Gomes en un allanamiento, reflotaron las alertas de que el Estado ya está ocupado por miembros de organizaciones narcotraficantes.
No obstante, esto se trata de un estado avanzado, que tuvo su origen los años posteriores a 1960, con el cultivo de marihuana en Amambay. De hecho, actualmente, este departamento es el principal productor en la región.

En la misma década aparece Auguste Ricord, como se hacía llamar Lucien Darguelles, oriundo de Marsella, Francia, quien marca una importante etapa del narcotráfico en Paraguay, por su conexión con la mafia marsellesa. Se instaló en Itá Enramada en 1967 y fue el nexo con el gobierno de Alfredo Stroessner. Utilizó la ruta del contrabando para exportar heroína a EEUU.

La segunda etapa del narcotráfico en Paraguay es la era stronista. En 1972, el Washington Post realizó una publicación que vinculaba a los referentes stronistas con el tráfico de heroína.

Posteriormente, ya en los 80’, aparece Fahd Yamil Georges y sus operaciones con el contrabando y el tráfico de drogas en la frontera, donde se convierte en unos de los más grandes dueños del territorio.

En 1985, el Times revela que EEUU tenía un informe que vinculaba a los militares con el tráfico de drogas. En 1988, la policía antinarcóticos de Brasil califica al Paraguay como el centro del tráfico de drogas. Ya se usaba el Chaco para el tráfico de cocaína rumbo a Matto Grosso del Sur.

La tercera fase del avance del crimen organizado se da en la transición, luego de la caída de la dictadura de Stroessner, en 1989, en un golpe encabezado por el general Andrés Rodríguez y la fuerza militar. Entonces, ya existían informes desde EEUU sobre la vinculación del presidente con el negocio ilícito.

Otro elemento que vincula a Rodríguez fue la incautación de 343 kilos de cocaína el 13 de setiembre de 1990, en una avioneta de origen boliviano en Parque Cué, Chaco. Fue el piloto quien sostuvo que el presidente formaba parte de la red que trasportaba la droga.

En 1992, se concreta la llegada del jefe del Comando Vermelho, Fernandinho Beira Mar, a Capitán Bado. Su organización crece en alianza con el clan Morel.

Financiamiento. El financiamiento político es una de las etapas más relevantes del avance del crimen organizado y comienza en los 2000 cuando lo narcotraficantes otorgan recursos a los referentes de la política nacional.

En 2003, aliados narcos ocupan cargos en los gobiernos departamentales y municipales, pero todavía no llegaban al Legislativo.

Ingreso del PCC. En 2010 se conoce el denominado Proyecto Paraguay del Primer Comando Capital (PCC). Su avance se facilita por el nulo control en la hidrovía, donde circulaba la droga, hasta la actualidad, y la permeabilidad institucional. En 2012, se da el bautismo de los primeros paraguayos a esta organización de origen brasileño.

En una nueva etapa, en 2013, se concreta el ingreso de aliados narcos al Congreso. En 2014, el término narcopolítica toma fuerza con el asesinato del periodista Pablo Medina en Canindeyú y se presenta el informe de la comisión del Congreso sobre la existencia de narcopolíticos.

En 2015, el PCC convierte a Paraguay en centro mundial de distribución de cocaína. Al año siguiente. Jorge Rafaat, el último señor de la frontera, es asesinado y asume el PCC el control del territorio. En 2018, líderes del PCC se instalan en Asunción y al año siguiente llega el sicariato en la capital, además del control de las cárceles. En el 2023, los narcos ocupan bancas el Congreso.

La narcopolítica pasó a su fase de mafia, advierten

El doctor en Criminología Juan Martens explicó que en Paraguay se está concretando el paso de la narcopolítica a la mafia, que implica el uso del Estado y su estructura para ampliar el poder del crimen organizado. Los miembros de estas organizaciones, en esta fase, ya tienen contactos en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. “En conjunto movilizan recursos institucionales para ganar más dinero, generar impunidad, protección e incluso, ganar licitaciones del Estado. Eso es la mafia y por eso sostenemos que efectivamente en Paraguay ya existe esa forma de operación del crimen organizado”, alertó el experto. Esta etapa avanzada del crimen organizado evidencia que el país superó “la simple colaboración para ya inficionarse dentro de la estructura institucional”, expuso Martens. La existencia de una mafia puede tener diferentes motivos, sin embargo, para el contexto paraguayo, según el análisis de Martens, uno de los factores que incidieron de manera incisiva es el control que tiene el poder político sobre la administración de justicia. “Hay una sensación de impunidad e inmunidad, de que al tener poder político se puede instrumentalizar a los otros poderes para generar protección”, señaló. Igualmente, es crucial la ubicación estratégica de Paraguay y la falta de control de la frontera y del sistema espacial en general. También el denominado “ilegalismo”.

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