Un nuevo caso de secuestro exprés se registró el sábado en una zona rural de Pedro Juan Caballero departamento de Amambay. En este último caso fue llevado el señor Arnaldo González, por cuyo rescate los familiares habrían pagado 30.000 dólares y fue liberado en la madrugada del domingo.
En la misma zona ya se había registrado un caso de secuestro prácticamente con el mismo modo de operar en diciembre del año pasado, precisamente en un establecimiento rural ubicado al lado del predio de donde fue llevado González.
En aquella ocasión la víctima fue el ciudadano brasileño Irenues Bello, quien fue llevado a la fuerza con su hijo y un peón. Para la liberación los familiares pagaron en aquella ocasión USD 40.000.
Como lo venimos advirtiendo desde hace tiempo, Amambay peligrosamente se convirtió en tierra de nadie donde los sicarios, narcotraficantes y secuestradores operan con total tranquilidad y perpetran todo tipo de atentados y crímenes.
Según las informaciones, detrás de los dos casos de secuestros citados estaría un grupo presuntamente liderado por Hugo César Lazarte, quien se había fugado de la Penitenciaría Nacional Tacumbú y hasta la fecha se encuentra prófugo.
La policía tiene una puntería bárbara para encontrar en la calle a una camioneta clonada, denunciada como robada, pero hay delincuentes a los que nunca encuentra.
El tal Lazarte ya está convirtiendo en toda una industria el secuestro exprés en el Amambay, para dejar más en ridículo a la policía perpetra otro secuestro casi en el mismo lugar donde había ocurrido el anterior caso y con el mismo modus operandi.
¿Cómo pueden explicar los policías de investigaciones que después de tres meses no hayan podido dar con el sospechoso de los secuestros?
Recientemente en un lapso de dos años se registraron 18 casos de ataques de sicarios en Pedro Juan Caballero.
De todos estos casos no hay un solo detenido. Entre las víctimas se encuentran la hija de quien en ese entonces era gobernador del Amambay, dos periodistas, un pastor evangélico, un policía y un intendente.
En qué quedaron las promesas del ministro del interior, Federico González, cuando prometió al entonces gobernador de Amambay que el crimen de su hermano, José Carlos Acevedo, no quedaría impune.
¿Qué hicieron las autoridades en todo este tiempo para devolver la tranquilidad y la seguridad a esa castigada región del país?
Ante el auge de hechos de violencia, es imperioso que las autoridades adopten medidas que no se limiten solamente a la remoción de los jefes zonales.
Es necesario que se desarrolle una política de seguridad para las ciudades fronterizas. Se sabe que la espiral de violencia siempre va en aumento y que si no se actúa a tiempo, las bandas criminales establecen su imperio adueñándose de regiones enteras, impidiendo que actúen los organismos de seguridad del Estado.
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